viernes, 1 de octubre de 2010

ARISTIDES UREÑA RAMOS Un 'Ferragosto' ítalo-veragüense

Artículo publicado el 14 de agosto de 2010
El estereotipo se construye en el imaginario colectivo, a través de la proyección de los juicios, sobre aquellos comportamientos repetitivos que identifican personas, grupos y muchas veces naciones… estos a su vez, en la mayoría de los casos, resultan ser aproximativos, alimentadores de prejuicios (pre—juicios), que construyen clichés identificativos de fuerte aprobación y concorde participación, tal vez porque colman dentro del sentimiento colectivo, aquellas respuestas a nuestras inseguridades y necesidades remotas: ‘El negro es flojo’, ‘el cholo es ignorante’, ‘el colombiano es traficante’, ‘los presidente son locos’, ‘el judío es tacaño’, etc., etc., etc.


‘Italiano mafioso, macarrones y mandolino’
-Un cliché para un Ferragosto ítalo—veragüense-


-Florencia, 7 de agosto.- Bajo la sombra de la enredadera de una viña de uva blanca, comparto una copita de vinillo estío, me acompaña Vincenzo, alias Bearzot, impecablemente vestido en traje blanco colonial, en su boca una pipa, aromatizada con tabaco de miel de acacia. Don Vincenzo es un joven florentino de 83 años, su parecido con Enzo Bearzot —ex entrenador de la selección de fútbol italiana— es increíble, de allí el apelativo dado.

Hombre locuaz y de sutil inteligencia, habla un español aproximativo, diría un Itañol, pero logra comunicar bien sus pensamientos, creando en mí la complicidad en no corregirlo nunca en sus enredos lingüísticos. Tiende a complacerme con demostraciones de afecto hacia la tierra que me vio nacer, Panamá, con frases donde exalta nuestra música. A su entender, de milongas y sambas, tocadas con marimba, flautas, quenas, charango, platillos y maracas, pero yo comprendo la esencia de su afectuosa manera de manifestarme su noble y generosa complacencia hacia mi país.

Hace mucho calor, don Vincenzo con voz firme y mirada distraída, me pregunta: ‘¿Existe el Ferragosto en Panamá?’… la pregunta me sacó de mi perezoso meditativo, y pienso: ‘En Panamá no existe el Ferragosto, esa celebración no la conocen en mi país’.

El Ferragosto es una típica fiesta italiana, inexistente en los demás países europeos, celebrada el 15 de agosto, donde las familias abandonan las ciudades y se retiran a localidades balnearias y de montaña, a hacer picnic. La terminología Ferragosto deriva de Ferian Augusti (Reposo de Augusto), indicando una antigua festividad instituida por el emperador romano Ottaviano Augusto en el 18 A.C, para dar justo reposo del largo periodo laboral.

Para el mundo campesino, el confín que delineaba la culminación de las faenas fatigosas, y el día, para dedicarse a la celebración y agradecimiento a las divinidades. El 15 de agosto también se celebra la Madonna Assunta in Cielo (La Asunción de la Virgen María al Cielo), que muchos devotos celebran en importantes localidades italianas, es así que este día es oficialmente festivo desde tiempos remotos y para cada italiano asume un valor único de su profunda identidad.

Vincenzo, regresa con su pregunta: ‘¿En Panamá no se celebra el Ferragosto?’…, yo no sabía qué responder, y él me insiste, sorprendido— ‘No es posible que en Panamá no haya una fiesta parecida al Ferragosto’ —Yo rápidamente le respondo que sí, que hay algo parecido, que en Semana Santa hacemos comidas, dulces y vamos a la playa…, pero Vincenzo me contraataca con que también en Italia se celebra la Semana Santa y que es igual, pero lo que él me preguntaba era que si el 15 de agosto se celebraba la fiesta como en Italia. No sé por qué, no sé el motivo, si era por las copitas de vino, si era por complacer a mi amigo Vincenzo o simplemente por revancha nacionalista de que Panamá no se quedara atrás de Italia y le respondí que sí, que en Panamá hay algo parecido, y lo celebran en Veraguas.

Vincenzo se puso contento y sirviéndome otra copa de vino, me dice: ‘Me parecía raro que no hubiera Ferragosto en Panamá. ¿Y cómo se celebra?’, y me disparé diciéndole lo siguiente: 'En Veraguas hay una fiesta parecida que se celebra, allá dentro de los cañaverales, cuando terminan las zafras, con mis paisanos que se afilan los dientes con hojas de chumico, se come sopa de gallina y se bebe ron de caña como el carajo… y al atardecer la gente se reúne en juntas para recibir milagros, y miles de Madonnas Assuntas bajan en apariciones a dar bendición, y los más dichosos reciben sus milagritos’

Y Vincenzo estaba contentísimo, le brillaban los ojos de alegría y me pregunta: ‘¿Y la música, tocan música, milongas y sambas?’… y, sin hacerme rogar, con voz firme, le dije: ‘¿Cómo, música?… Panamá tiene los mejores cantantes y músicos de ‘milongas y sambas’ del mundo… Rubén Blades, Omar Alfano y Pedrito Altamiranda’… (… y que el Buen Dios me perdone).

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