sábado, 5 de febrero de 2011

ARISTIDES UREÑA RAMOS El Bronzino, la poesía esculpida

El Bronzino, la poesía esculpida
-El último artista poseedor de la genialidad renacentista-
Publicado el 29-Enero-2011
Aristides Ureña Ramos*



Su nombre era Angelo di Cosimo di Mariano, de humilde familia, vivió en la corte de Cosimo I, de los Medici de Florencia en pleno año 1500, era escultor, arquitecto, pintor y hasta en la poesía incursionó, pero la gente lo llamaba EL BRONZINO, por su carácter extrovertido, goliárdico, por el color oscuro de su piel... fue una de las últimas personalidades poseedoras de la genialidad renacentista italiana.

–Esa mañanita, me encaminó entre las angostas calles y antiguas plazas de Florencia, siendo el Palacio Strozzi la meta, allí se inauguraba la exposición dedicada a Angelo Bronzino, que desde su presentación se anunciaba como una muestra llena de referencias, que a través de nueve salas desarrollaba el tema del ‘Manierismo Italiano’ y la vida de este particularísimo artista, que polarizó el mundo a finales del Renacimiento, bajo provocativas genialidades.

No entraré en méritos sobre su vasta producción pictórica, sobre sus lienzos, bellísimos retratos, la alta calidad de representación naturalista de toda la obra aquí expuesta. En lugar de ello me propongo la tarea de ilustrarles sobre aquellas particularidades que están encima de las concepciones perceptivas, como lo fueron sus agudos y provocativos cuestionamientos.

Por eso creo que sea la SALA VI –que para esta exposición es llamada ‘El Bronzino y las Artes’– la más representativa, porque evoca las mejores referencias para delinear las características de este estupendo artista. La sala ilustra la aguda intuición del artista, que crea una sublime relación entre Pintura, Escultura y Poesía, creando una neta diferencia entre sus coetáneos pintores.

Sé grande a piel, y no menor Apolo’, así, en su época, Benedetto Varchi, humanista, poeta e historiador define al Bronzino, recordándonos que el artista no solo fue uno de los principales pintores de la época, sino también un poeta capaz de alternar sonetos petrarcas mezclados con rimas burlescas, sonetos muy apreciados por la nobleza y el pueblo por sus entretenidos sarcasmos, inteligente forma de ironizar mordazmente sobre la realidad cotidiana, con feroz crítica satírica hasta llegar a publicar sus sonetos, cosa muy rara para esa época.

Lo más curioso, es que esta SALA VI originalmente es llamada la ‘ALEGORIA A VENERE’ y en ella trabajaron Bronzino y Pontormo en el embellecimiento y colocación de las obras, dicha sala fue dedicada a la POESÍA de amor en lengua vulgar... Y donde sucedió un caso único e importante, que nos hace comprender la magnitud del operar artístico del Bronzino.

Benedetto Varchi, consultor de la ACADEMIA FLORENTINA, interpeló al Bronzino como teórico de las artes, era el año 1549 en ese entonces se realizaba la decoración de esta Sala para que diera su opinión sobre la disputa conocida como DELLE MAGGIORANZA DELLE ARTE, en práctica cual de las dos maneras era más noble y digna de consideración: ¿la Pintura o la Escultura?

Y Varchi publicó un volumen donde recogía las respuestas de varios artistas, con sus opiniones, entre los cuales Miguel Ángel, Pontormo y Cellini… como también la del Bronzino, que en sus respuestas expresa la razón de quien considera la superioridad de la escultura, pero extrañamente (¿?) expone los argumentos en favor de la pintura... pero lo que no formuló por escrito, probablemente lo resumió con las obras dejadas en esta Sala.

Por estos motivos, las obras expuestas aquí, que son esculturas de Cellini, del Tribiolo y del Pierino da Vinci son puestas en confrontación con una obra del Bronzino, que era su respuesta a tal controversia. Y que nos transportarán, como una ventana del tiempo, a la problemática de ese pasado.

La obra en cuestión es el retrato del ‘Enano Murgante a caza’, lienzo que, al compararlo con una escultura, presupone el movimiento del observador en la visión desde diferentes ángulos de observación, ofreciendo –más allá de una simple escultura– la percepción del tiempo transcurrido entre el inicio y el final de la cacería. El retrato de Morgante es un grotesco enfrentamiento a las concepciones escultórica de Benvenuto Cellini, del Tribolo y a Pierino da Vinci; artistas que compartieron experiencias escultóricas, donde ‘la naturalidad’ de las cosas era representada con ardua maestría.

Morgante era el bufón de la Corte de los Medici y el Bronzino lo pintó como si fuera un Dios BACO, representándolo de frente y de espalda, como en un juego de espejos, sobre los dos lados de la misma tela, y pinta algunos elementos de significados arcanos y simbólicos, como la lechuza que mira a través de su espalda. Representando una ejecución pictórica magistral, que, a través de las yuxtaposiciones de significados, nos dan una brillante respuesta.

Las artes –más allá de la representación visual– comportan un gran empeño intelectual, el escoger el BUFÓN de la corte, pintarlo bajo referencias escultóricas, colocándole la lechuza... transmiten a través del significado popular un mensaje… se decía que ese animal traía suerte sobre quien se posaba… pero a quien le fija su mirada: fatalidades y desgracias... y la lechuza mira al observador de turno… regalándonos otra grotesca sátira-poética que respondía a la absurda controversia de contraponer la escultura– a la pintura.

Poesía y escultura así como la pintura, eran para BRONZINO medios expresivos no finalizados a cerradas consideraciones, eran territorios abiertos donde imprimir toda la carga emotiva de la centralidad que comportan las BELLAS ARTES: La trasmisión de las ideas, a través del sublime divino acto de la inspiración artística.

*ARTISTA VERAGÜENSE RESIDENTE EN FLORENCIA, ITALIA.

1 comentario:

  1. Un saludo distinguido amigo. Fue un placer conversar con un usted en tan extraño día. Usted es confirmación viviente de que somos gotas de aceite flotando en un océano de conocimiento y que en ocasiones, como en un acto luminoso de alquimia, el aceite y el agua se mezclan.

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